Ganadería "Antonio López Gibaja" Oliva de Plasencia (Cáceres).

Ganadería "Antonio López Gibaja"  Oliva de Plasencia (Cáceres).
La ganadería Antonio López Gibaja nace desde la ilusión y la afición de su propietario en llevar a cabo un proyecto ganadero de éxito. D. Antonio López Gibaja ha estado, desde su nacimiento, muy ligado a la agricultura y ganadería. A primeros de la década de los noventa del pasado siglo XX empieza la aventura de la crianza de ganado de lidia. En los inicios fue en Madrid en la finca “Valderrevenga” de Manzanares El Real para en 1996 afincarse en el norte de Extremadura, concretamente en Oliva de Plasencia, donde se adquirió la finca “Los Baldíos” y se acondicionó con las mejores instalaciones para el desarrollo de la actividad ganadera. En los inicios el encaste de la ganadería era Núñez, mezclándose más tarde con sementales de marqués de Domecq y de Jandilla. A partir de 2009 la ganadería incorpora vacas y sementales de la ganadería “El Torero”, por lo que el encaste actual es Salvador Domecq y Díez.
Finca "Los Baldíos" Plasencia de Oliva (Cáceres).

En el norte de Cáceres a pocos kilómetros de Plasencia, en la pequeña localidad de Plasencia de Oliva se encuentra la finca “Los Baldíos” que cuenta con 250 ha y unas 500 cabezas de ganado bravo. Dispone de todo lo necesario para poder realizar visitas por los cercados de los toros y lotes de vacas así como plaza de tientas, corrales de manejo, casa de los toreros, salones  y cuadra. Existe un mirador donde se puede observar la dehesa a 25 metros de altura.


Dos pilares de granito marcan la entrada. Ganadería de D. Antonio López Gibaja seguido de la reseña completa de la misma, el hierro, la antigüedad, la divisa… todo esculpido en piedra, nos situamos definitivamente en la finca “Los Baldíos”. Un inmejorable camino nos conduce a un segundo pórtico. ¡Impresionante…! No he visto cosa igual. Cuatro monumentales columnas de granito, recias y magníficas, unidas por unas rejas de hierro forjado, frenan y atraen a la vez. La fastuosa columnata franquea la entrada final a Los Baldíos, finca de antigua tradición en la cría del bravo. Semejante pórtico en medio de la rusticidad campera de la zona no tiene por menos que sorprender al recién llegado. Cuatro columnas rematadas con vistosos capiteles y otras tantas cabezas de toros esculpidas para la ocasión, en realidad dos toros y dos cabestros fundidos en bronce, obra del abulense Nacho Martín, de impresionante trapío, advierten de la singularidad del lugar.

Los Baldíos perteneció hasta 1996 a Luciano Cobaleda, ganadero de los célebres patas blancas y desde tiempo inmemorial está partida en dos por el Camino de Santiago, que transcurre entre sus cercados y conduce a los peregrinos a la mismísima plaza compostelana del Obradoiro.



Los López Gibaja son una familia madrileña, de Alcobendas, donde los abuelos de Antonio, labradores, tenían ganado manso y de labor. Del manso, cuando llegó el momento oportuno, pasaron a criar caballos cartujanos, ilusión en la que continúan dedicados con gran reconocimiento en el sector. Él mismo es juez internacional de Caballos de Pura Raza Española, PRE. Y sin dejar los pura sangre arrancaron con el bravo y en ello continúan. Veintinueve años ya dedicados a esta afición.



Los Baldíos, doscientas cincuenta hectáreas, cuidadas, equipadas, cultivadas y gestionadas ganaderamente al máximo nivel. No hay un palmo de territorio desaprovechado. La prueba más evidente durante esta visita son los herbazales que verdean todos los cercados y sobre todo los lomos de los toros, lustrosos y gordos como cochinos que se mueven parsimoniosos y hartos ante nuestra presencia. 



En manos de la familia López Gibaja, Los Baldíos fueron sometidos a una transformación radical. Los nuevos ganaderos trajeron la luz y el agua, dicho sea coloquialmente, que son los primeros lujos de una finca ganadera, lujos imprescindibles, cabría añadir, que la ponen en valor. En realidad implantaron la infraestructura necesaria para asegurar algo tan fundamental como el agua al margen de los caprichos que dicte la providencia meteorológica. Un depósito monumental, la envidia del entorno, con sus veinte metros de altura, es además un referente visual para no perderte entre los encinares. 150.000 litros de agua que mediante la maquinaria necesaria le arranca a la tierra a 200 metros de profundidad y llega por su peso a todos los cercados, cada uno con sus bebederos automáticos y pesebres perfectamente pensados con una cubierta y una plataforma de hormigón que protege a las reses del barro en las épocas de lluvia.



En la actualidad la vacada la forman doscientas quince vacas, una cantidad suficiente para poder estar en las ferias y a la vez tener la ganadería muy controlada. Más de doscientas madres y nueve sementales que se los echa el 24 de enero, día de la Virgen de La Paz, patrona de Alcobendas, y los retira el 31 de mayo, con un gran éxito, como se desprende del noventa por ciento de parición que alcanza cada año, cifra de la que Antonio se muestra especialmente satisfecho.



Todo en Los Baldíos denota amor al ganado bravo. Las cercas de forja y las paredes de piedra son un buen ejemplo de ello. Cinco años tardaron los obreros llegados de Ahigal en completar el perímetro piedra a piedra con una simetría y un cuidado propio de otra época. No solo se ocuparon de la fachada, en el interior de Los Baldíos se fue racionalizando todo y de cada uno de los enormes cercados originales Antonio mandó que hicieran cinco, partición que hace el manejo del ganado más operativo y fácil. “Todos están comunicados por pasos canadienses”, de tubo rodado sobre sus dos ejes.



El diseño del hierro, una A y una L fusionadas, las iníciales de la casa y la divisa, roja, gualda y roja, los colores de la bandera nacional, obedecen a un deseo personal y patriótico del ganadero. La antigüedad la adquirió en Madrid, 12 de marzo, en la primera novillada con picadores que se celebró este siglo en Las Ventas, plaza en la que desde entonces ha comparecido reiteradamente todos los años.



Las instalaciones de Los Baldíos han logrado casar espectacularidad y funcionalidad. Su amplísima  plaza, como para celebrar corridas de toros; el embarcadero diseñado con perfecto conocimiento de las querencias para simplificar al máximo el manejo y cubierto para escapar de los rigores del sol o las inclemencias de la lluvia; una casa vestuario para los toreros, en la que no faltan las duchas, la calefacción, los refrescos, los cargadores de móviles, mesas para masaje y relax… Todo ello en un paraje embellecido por varias torres coronadas por otros tantos nidos de cigüeñas. Los Baldíos es sin duda un lugar idoneo para la cría del toro bravo.



Historia: Todo empezó en el año 1990 cuando D. Antonio López y D. Manolo Hurtado se unen para gestionar la ganadería de El Álamo, procedencia Núñez, al 50 %. La misma iría a nombre de Dña. Pilar Hurtado (hija de Manolo) y se marcaría con el hierro de El Álamo.



Tres años duró la empresa, pues en 1993 D. Antonio López le compra su parte a Hurtado y, aunque deberá estar cinco años lidiando a nombre de Dña. Pilar Hurtado, en 1998 ya lo hace como López Gibaja, mientras que como hierro utilizará el de su cuadra de caballos de pura raza española, creada en 1979.


Se crea esta ganadería en 1993, al amparo del artículo 6º de los Estatutos de la Unión, al extinguirse la copropiedad de la Ganadería El Álamo, con la parte que le correspondió a Dña. Pilar Hurtado, anunciando a su nombre. En 1998 es adquirida por D.  Antonio López Gibaja, que la forma con vacas procedentes de herederos de Carlos Núñez, línea Rincón, y sementales de Ganadería Marqués de Domecq y Jandilla.

Buscando mayor presencia entre sus productos y entrar en ferias de superior categoría, en 1995 López Gibaja compra dos sementales del Marqués de Domecq para cruzarlos con sus vacas de Núñez, y en 1999 un semental de Jandilla cubrirá las hembras procedentes del cruce Núñez/ Marqués de Domecq, dando fin con esto a su segundo experimento ganadero, que no sería el último, pues llegado el año 2010 buscando motor, transmisión y duración se compran 50 vacas y 5 sementales a El Torero, procedencia Salvador Domecq y Díez, y se retiran todos los de procedencia Núñez, Marqués de Domecq y Jandilla, siendo la sangre de El Torero la que perdura en la actualidad.

La ganadería Antonio López Gibaja nace desde la ilusión y la afición de su propietario en llevar a cabo un proyecto ganadero de éxito. D. Antonio López Gibaja ha estado, desde su nacimiento, muy ligado a la agricultura y ganadería. A primeros de la década de los noventa del pasado siglo XX empieza la aventura de la crianza de ganado de lidia. En los inicios fue en Madrid en la finca “Valderrevenga” de Manzanares El Real para en 1996 afincarse en el norte de Extremadura, concretamente en Oliva de Plasencia, donde se adquirió la finca “Los Baldíos” y se acondicionó con las mejores instalaciones para el desarrollo de la actividad ganadera. En los inicios el encaste de la ganadería era Núñez, mezclándose más tarde con sementales de marqués de Domecq y de Jandilla. A partir de 2009 la ganadería incorpora vacas y sementales de la ganadería “El Torero”, por lo que el encaste actual es Salvador Domecq y Díez.



 Antonio López Gibaja

Sigla: UKH.

Localización: Oliva de Plasencia (Cáceres).

Asociación: Unión de Criadores de Toros de Lidia. UCTL.  

Propietario:

D. Antonio López Gibaja

Libertad, 22- bj.

28100 Alcobendas (Madrid)

Telf. 689 40 87 41

 

Representante:

D. Antonio López Rivas

Telf. 627 09 67 24

www.ganaderialopezgibaja.com

Instagram:@ganaderialopezgibaja.com

info@yeguadacartujana.com

https://www.ganaderialopezgibaja.com/nada-sucede-sin-antes-ser-un-sueno/

 

Divisa: Roja, gualda y roja.

Marca: Orejisana ambas.

Finca: 'Los Baldíos' Oliva de Plasencia (Cáceres).

El hierro: está formado con las letras “A” y “L”, en referencia al nombre y primer apellido del ganadero.

Historia:

Todo empezó en el año 1990 cuando D. Antonio López y D. Manolo Hurtado se unen para gestionar la ganadería de El Álamo, procedencia Núñez, al 50 %. La misma iría a nombre de Dña. Pilar Hurtado (hija de Manolo) y se marcaría con el hierro de El Álamo.

Tres años duró la empresa, pues en 1993 D. Antonio López le compra su parte a Hurtado y, aunque deberá estar cinco años lidiando a nombre de Dña. Pilar Hurtado, en 1998 ya lo hace como López Gibaja, mientras que como hierro utilizará el de su cuadra de caballos de pura raza española, creada en 1979.

Se crea esta ganadería en 1993, al amparo del artículo 6º de los Estatutos de la Unión, al extinguirse la copropiedad de la Ganadería El Álamo, con la parte que le correspondió a Dña. Pilar Hurtado, anunciando a su nombre. En 1998 es adquirida por D.  Antonio López Gibaja, que la forma con vacas procedentes de herederos de Carlos Núñez, línea Rincón, y sementales de Ganadería Marqués de Domecq y Jandilla.

Buscando mayor presencia entre sus productos y entrar en ferias de superior categoría, en 1995 López Gibaja compra dos sementales del Marqués de Domecq para cruzarlos con sus vacas de Núñez, y en 1999 un semental de Jandilla cubrirá las hembras procedentes del cruce Núñez/ Marqués de Domecq, dando fin con esto a su segundo experimento ganadero, que no sería el último, pues llegado el año 2010 buscando motor, transmisión y duración se compran 50 vacas y 5 sementales a El Torero, procedencia Salvador Domecq y Díez, y se retiran todos los de procedencia Núñez, Marqués de Domecq y Jandilla, siendo la sangre de El Torero la que perdura en la actualidad.

La ganadería Antonio López Gibaja nace desde la ilusión y la afición de su propietario en llevar a cabo un proyecto ganadero de éxito. D. Antonio López Gibaja ha estado, desde su nacimiento, muy ligado a la agricultura y ganadería. A primeros de la década de los noventa del pasado siglo XX empieza la aventura de la crianza de ganado de lidia. En los inicios fue en Madrid en la finca “Valderrevenga” de Manzanares El Real para en 1996 afincarse en el norte de Extremadura, concretamente en Oliva de Plasencia, donde se adquirió la finca “Los Baldíos” y se acondicionó con las mejores instalaciones para el desarrollo de la actividad ganadera. En los inicios el encaste de la ganadería era Núñez, mezclándose más tarde con sementales de marqués de Domecq y de Jandilla. A partir de 2009 la ganadería incorpora vacas y sementales de la ganadería “El Torero”, por lo que el encaste actual es Salvador Domecq y Díez.

Procedencia: D. Juan Pedro Domecq y Núñez de Villavicencio, vía Toros de El Torero

Mayoral: Iván Batuecas Arroyo.

Antigüedad: 12/03/2000