RUBÉN SANZ PRIMER TENTADERO DEL AÑO.

 

RUBÉN SANZ PRIMER TENTADERO DEL AÑO.

Ganadería “Hnos Colomer” Calanda (Teruel).


El pasado 5 de Febrero un grupo de aficionados de distintas partes de España tuvieron la suerte de disfrutar de su torero. En la hermosa plaza de toros de Calanda y ante reses de HNS. Colomer pudo Rubén calibrar su preparación ante sus compromisos de Marzo, Fitero y el más importante la "Copa Chenel”.



Una erala brava y noble le dio la oportunidad de disfrutar, de gustarse y de gustar.


La medida de lo que puede pasar en poco más de un mes la dio en la siguiente vaca, una utrera con presencia y genio, venida arriba se la encontró Rubén en la muleta, puso orden desde el primer momento y empezó la sinfonía de toreo, exposición y una confianza en sí mismo brutal fueron la clave para que los primeros muletazos ligados, profundos y con un embroque mágico surgieran templados y rítmicos. Trincherillas y desdenes jaleados no por amistad si no por el corazón de unos aficionados que se reunieron en torno a un torero especial.


Acabó el tentadero y Rubén no había oído los olés...solo oía su voz interior que le decía " más despacio, más por abajo, más vuelo, más ritmo...más toreo".

Por: Miguel Ángel “El Duque”.


 RUBÉN SANZ PRIMER TENTADERO DEL AÑO. 

El pasado 5 de Febrero un grupo de aficionados de distintas partes de España tuvieron la suerte de disfrutar de su torero. En la hermosa plaza de toros de Calanda y ante reses de HNS. Colomer pudo Rubén calibrar su preparación ante sus compromisos de Marzo, Fitero y el más importante la "Copa Chenel”.

Una erala brava y noble le dio la oportunidad de disfrutar, de gustarse y de gustar.

La medida de lo que puede pasar en poco más de un mes la dio en la siguiente vaca, una utrera con presencia y genio, venida arriba se la encontró Rubén en la muleta, puso orden desde el primer momento y empezó la sinfonía de toreo, exposición y una confianza en sí mismo brutal fueron la clave para que los primeros muletazos ligados, profundos y con un embroque mágico surgieran templados y rítmicos. Trincherillas y desdenes jaleados no por amistad si no por el corazón de unos aficionados que se reunieron en torno a un torero especial.

Acabó el tentadero y Rubén no había oído los olés...solo oía su voz interior que le decía " más despacio, más por abajo, más vuelo, más ritmo...más toreo". 

Por: Miguel Ángel “El Duque”.